En este momento en el mundo, estamos viviendo una situación excepcional, un estado de alarma generalizado, propiciado por la epidemia por el coronavirus SARS-CoV-2, responsable del COVID-19, y por toda la información que alrededor del tema se presenta. Ante una situación como la actual, nos enfrentamos a problemas que competen a la ética, ya que comprometen valores que, de una u otra manera, entran en conflicto cuando se asumen conductos personales y se plantean acciones que buscan soluciones generales. En otras palabras, se crea un conflicto entre el bien individual y el bien común.
Los alumnos presentan actitudes que no son éticas para la clase, para sus maestros, compañeros y padres de familia. Algunos aspectos que demuestran negativamente en las clases virtuales son: 1.- Resistencia a prender la cámara justificándose con una infinidad de factores que les impiden encenderla. 2.- No querer participar voluntariamente con ideas propias. 3.- La falta de entrega de actividades, trabajos y tareas en tiempo y forma. 4.- Justificar sus inasistencias que en algunos casos son pretextos, por ejemplo, que está fallando su internet, que se quedaron sin datos por falta de pago, que no tiene luz, que se descompuso la computadora entre otros. 5.- No estudiar para los exámenes. 6.- Culpar a los maestros, padres, compañeros etc. de su irresponsabilidad y falta de compromiso con sus estudios. 7.- No solicitar asesorías para ampliar el conocimiento en temas que no entienden profundamente. 8.- La falta de interés cuando el docente está presentando su clase. 9.- Prender la computadora y ausentarse de clase por completo, cuando se les busca no están presentes. 10.- Pasarse los trabajos entre sus compañeros e incluso llegar a plagiar otros que ya existen en las diferentes redes sociales.
Es correcto mencionar que las conductas anteriores son en algunos alumnos y que también existen estudiantes que están comprometidos con su educación sin importar que las clases sean virtuales, siempre dan lo mejor con eficiencia y eficacia.
Estamos enfrentando un tiempo de retos, donde el docente y alumno son un equipo que lograran o no una educación de calidad, somos seres regidos por ética y valores dentro de la sociedad y es muy importante tener en cuenta que para ser buenos profesionales debemos tener presentes los valores que nos hacen crecer como persona.
La pandemia del Covid 19, los cuales se presentan ante un conflicto moral al que se enfrenta una persona, cuando varias personas o instancias normativas tienen distintas estrategias ante un evento específico y, además, cada quien asume que su postura es la más aceptable. La ética no decide cuál es la referencia moral correcta, sino que analiza los supuestos de distintas normatividades y acompaña a tomar conciencia.
Debido a la actual pandemia algunas personas se han olvidado de algunos de los valores, y se han enfocado mas en sus bienestar y comodidad. Sin pensar en ayudar a los demás (ayudar a esas personas que tuvieron perdidas durante la pandemia o por otros desastres naturales que se hayan presentado en sus localidades).
A nivel global, la mayoría de los países cerraron temporalmente las escuelas, universidades y centros educativos desde el inicio de la pandemia del COVID-19. A la fecha de redacción de este informe, según datos de la UNESCO, más de 1.200 millones de estudiantes han sido afectados por el cierre de las instituciones educativas en todo el mundo, un 67,7% de la matrícula total. Un total de 146 países han decretado cierres totales a nivel nacional.
En América Latina, los primeros cierres de establecimientos educativos ocurrieron de forma parcial a comienzos del mes de marzo de 2020. El 10 de marzo se estableció el cierre de las escuelas a nivel nacional en la Argentina, el Estado Plurinacional de Bolivia, el Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, el Ecuador, El Salvador, Honduras, Jamaica, Panamá, el Paraguay, el Perú, el Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela. A partir de la semana del 20 de marzo se sumaron a la medida Cuba, Guatemala y México. La cantidad de alumnos afectados en la región es de alrededor de 167 millones de estudiantes. A nivel regional, no existen datos acerca de la cantidad de niños, niña y adolescente con discapacidad afectados por el cierre de escuelas. Sin embargo, la situación previa a la pandemia no permite alentar expectativas muy esperanzadoras. Según UNICEF (2018), se estima que 7 de cada 10 niños y niñas con discapacidad no tiene acceso a educación en América Latina y el Caribe, lo que representa 6,4 millones de niños y niñas. Evidentemente, este desafío se hace aún mayor durante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19.
En este momento en el mundo, estamos viviendo una situación excepcional, un estado de alarma generalizado, propiciado por la epidemia por el coronavirus SARS-CoV-2, responsable del COVID-19, y por toda la información que alrededor del tema se presenta. Ante una situación como la actual, nos enfrentamos a problemas que competen a la ética, ya que comprometen valores que, de una u otra manera, entran en conflicto cuando se asumen conductos personales y se plantean acciones que buscan soluciones generales. En otras palabras, se crea un conflicto entre el bien individual y el bien común.
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ResponderEliminarLos alumnos presentan actitudes que no son éticas para la clase, para sus maestros, compañeros y padres de familia. Algunos aspectos que demuestran negativamente en las clases virtuales son:
ResponderEliminar1.- Resistencia a prender la cámara justificándose con una infinidad de factores que les impiden encenderla.
2.- No querer participar voluntariamente con ideas propias.
3.- La falta de entrega de actividades, trabajos y tareas en tiempo y forma.
4.- Justificar sus inasistencias que en algunos casos son pretextos, por ejemplo, que está fallando su internet, que se quedaron sin datos por falta de pago, que no tiene luz, que se descompuso la computadora entre otros.
5.- No estudiar para los exámenes.
6.- Culpar a los maestros, padres, compañeros etc. de su irresponsabilidad y falta de compromiso con sus estudios.
7.- No solicitar asesorías para ampliar el conocimiento en temas que no entienden profundamente.
8.- La falta de interés cuando el docente está presentando su clase.
9.- Prender la computadora y ausentarse de clase por completo, cuando se les busca no están presentes.
10.- Pasarse los trabajos entre sus compañeros e incluso llegar a plagiar otros que ya existen en las diferentes redes sociales.
Es correcto mencionar que las conductas anteriores son en algunos alumnos y que también existen estudiantes que están comprometidos con su educación sin importar que las clases sean virtuales, siempre dan lo mejor con eficiencia y eficacia.
Estamos enfrentando un tiempo de retos, donde el docente y alumno son un equipo que lograran o no una educación de calidad, somos seres regidos por ética y valores dentro de la sociedad y es muy importante tener en cuenta que para ser buenos profesionales debemos tener presentes los valores que nos hacen crecer como persona.
La pandemia del Covid 19, los cuales se presentan ante un conflicto moral al que se enfrenta una persona, cuando varias personas o instancias normativas tienen distintas estrategias ante un evento específico y, además, cada quien asume que su postura es la más aceptable. La ética no decide cuál es la referencia moral correcta, sino que analiza los supuestos de distintas normatividades y acompaña a tomar conciencia.
ResponderEliminarDebido a la actual pandemia algunas personas se han olvidado de algunos de los valores, y se han enfocado mas en sus bienestar y comodidad. Sin pensar en ayudar a los demás (ayudar a esas personas que tuvieron perdidas durante la pandemia o por otros desastres naturales que se hayan presentado en sus localidades).
ResponderEliminarA nivel global, la mayoría de los países cerraron temporalmente las escuelas, universidades y centros educativos desde el inicio de la pandemia del COVID-19. A la fecha de redacción de este informe, según datos de la UNESCO, más de 1.200 millones de estudiantes han sido afectados por el cierre de las instituciones educativas en todo el mundo, un 67,7% de la matrícula total. Un total de 146 países han decretado cierres totales a nivel nacional.
ResponderEliminarEn América Latina, los primeros cierres de establecimientos educativos ocurrieron de forma parcial a comienzos del mes de marzo de 2020. El 10 de marzo se estableció el cierre de las escuelas a nivel nacional en la Argentina, el Estado Plurinacional de Bolivia, el Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, el Ecuador, El Salvador, Honduras, Jamaica, Panamá, el Paraguay, el Perú, el Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela. A partir de la semana del 20 de marzo se sumaron a la medida Cuba, Guatemala y México. La cantidad de alumnos afectados en la región es de alrededor de 167 millones de estudiantes. A nivel regional, no existen datos acerca de la cantidad de niños, niña y adolescente con discapacidad afectados por el cierre de escuelas. Sin embargo, la situación previa a la pandemia no permite alentar expectativas muy esperanzadoras. Según UNICEF (2018), se estima que 7 de cada 10 niños y niñas con discapacidad no tiene acceso a educación en América Latina y el Caribe, lo que representa 6,4 millones de niños y niñas. Evidentemente, este desafío se hace aún mayor durante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19.