A nivel global, la mayoría de los países cerraron temporalmente las escuelas, universidades y centros educativos desde el inicio de la pandemia del COVID-19. Se puede decir que, a nivel regional, no existen datos acerca de la cantidad de niños, niñas y adolescentes con discapacidad afectados por el cierre de escuelas. Sin embargo, la situación previa a la pandemia no permite alentar expectativas muy esperanzadoras. Según UNICEF (2018), se estima que 7 de cada 10 niños y niñas con discapacidad no tiene acceso a educación en América Latina y el Caribe, lo que representa 6,4 millones de niños y niñas. Evidentemente, este desafío se hace aún mayor durante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19.
Uno de los principales valores cívicos que se ha perdido durante esta pandemia ha sido el compañerismo. Educativamente hablando, los déficits de relación, pueden interpretarse como la disminución de oportunidades que se le ofrecen a los alumnos, pues la atención, comunicación y compañerismo es un estímulo afectivo y cognoscitivo, el valor del contacto personal en determinados momentos y etapas de la vida personal, el efecto positivo del apoyo social en la calidad y esperanza de vida individual y colectiva son muy importantes para el desarrollo educativo. Hablando de los docentes en su ámbito educativo es preciso insistir en la necesidad de dedicar tiempo al otro, como docentes la interacción que brindan a los estudiantes y el compañerismo que se crea dentro del aula son parte importante del proceso de enseñanza – aprendizaje y aun mas hablando de los alumnos con necesidades educativas especiales. Sólo así se activan los sentimientos de grupo, de la comunidad escolar y sólo así se hace visible la aportación de los unos a los otros. Sólo así se va adquiriendo la autonomía necesaria al tiempo que se va conformando un fuerte sentimiento de pertenencia al grupo, así nacen los valores de respeto, diálogo, responsabilidad y otros más que conforman el equipamiento cívico dentro de las escuelas y de una sociedad.
Las personas con discapacidad entran en la crisis del COVID-19 ya enfrentando a una exclusión significativa en todas las áreas del mundo del trabajo. La pandemia y los choques económicos resultantes aumentan la vulnerabilidad de las personas con discapacidad dando lugar a mayores desigualdades.
En cuanto a los problemas cívicos son más frecuentes en el caso de los estudiantes ya que al cerrar las escuelas los estudiantes comenzaron a trabajar de manera diferente en los diferentes casos (lo que queremos decir con esto es que ahora trabajan de forma individual, ya no trabajan en equipo, la participación se ha reducido, el cumplimiento de sus actividades y tareas también se han minorado. Y en algunos casos los padres de familia son cómplices de sus hijos. Y esto incluye a los estudiantes que padecen cualquier tipo de discapacidad.
A nivel global, la mayoría de los países cerraron temporalmente las escuelas, universidades y centros educativos desde el inicio de la pandemia del COVID-19. Se puede decir que, a nivel regional, no existen datos acerca de la cantidad de niños, niñas y adolescentes con discapacidad afectados por el cierre de escuelas. Sin embargo, la situación previa a la pandemia no permite alentar expectativas muy esperanzadoras. Según UNICEF (2018), se estima que 7 de cada 10 niños y niñas con discapacidad no tiene acceso a educación en América Latina y el Caribe, lo que representa 6,4 millones de niños y niñas. Evidentemente, este desafío se hace aún mayor durante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19.
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ResponderEliminarUno de los principales valores cívicos que se ha perdido durante esta pandemia ha sido el compañerismo. Educativamente hablando, los déficits de relación, pueden interpretarse como la disminución de oportunidades que se le ofrecen a los alumnos, pues la atención, comunicación y compañerismo es un estímulo afectivo y cognoscitivo, el valor del contacto personal en determinados momentos y etapas de la vida personal, el efecto positivo del apoyo social en la calidad y esperanza de vida individual y colectiva son muy importantes para el desarrollo educativo.
ResponderEliminarHablando de los docentes en su ámbito educativo es preciso insistir en la necesidad de dedicar tiempo al otro, como docentes la interacción que brindan a los estudiantes y el compañerismo que se crea dentro del aula son parte importante del proceso de enseñanza – aprendizaje y aun mas hablando de los alumnos con necesidades educativas especiales. Sólo así se activan los sentimientos de grupo, de la comunidad escolar y sólo así se hace visible la aportación de los unos a los otros. Sólo así se va adquiriendo la autonomía necesaria al tiempo que se va conformando un fuerte sentimiento de pertenencia al grupo, así nacen los valores de respeto, diálogo, responsabilidad y otros más que conforman el equipamiento cívico dentro de las escuelas y de una sociedad.
Las personas con discapacidad entran en la crisis del COVID-19 ya enfrentando a una exclusión significativa en todas las áreas del mundo del trabajo. La pandemia y los choques económicos resultantes aumentan la vulnerabilidad de las personas con discapacidad dando lugar a mayores desigualdades.
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